Escoge un lugar adecuado para el proceso de curado. Si deseas conservar los ajos para darles un uso prolongado, debes curar los ajos después de cosecharlos. El proceso de curado está destinado a ayudar a que las cabezas se sequen, por lo que debes escoger la ubicación adecuada para guardarlas. Debes buscar un espacio seco y oscuro que cuente con una buena circulación de aire (por ejemplo, un porche, un estacionamiento techado, un granero o un garaje bien ventilado).
Forma grupos de ajos. Cuando estés listo para curar los ajos, es mejor que dividas la cosecha en porciones. Por lo general, es mejor formar grupos de 5 a 10 cabezas y atarlos con cuerdas envueltas y anudadas alrededor de los tallos. Luego, puedes colgarlos o colocarlos en estantes de malla para iniciar el proceso de curado de manera que el aire circule más fácilmente alrededor de las cabezas.
Deja que los grupos de ajos se asienten de dos semanas a un mes. Para que los ajos se curen por completo, debes esperar hasta que toda la humedad se haya evaporado de las hojas y las raíces. Este procedimiento puede tardar de dos semanas a un mes. Sin embargo, si vives en un lugar demasiado húmedo, esto puede llevar más tiempo. Si las raíces se arrugan, las hojas se vuelven marrones y las cabezas han desarrollado varias capas de cáscara parecidas al papel, entonces el ajo ya está curado.